Es muy frecuente que en un mismo edificio cristalino los átonos, iones o moléculas estén unidos mediante distintos tipos de enlaces, como es el caso, por ejemplo, del grafito (fig. 9). Este mineral contiene únicamente átonos de carbono (C) dispuestos en una estructura laminar. En cada lamina, los átomos de carbono se unen mediante enlaces covalentes de forma que las laminas son muy fuertes y flexibles, mientras que el enlace que prevalece entre las laminas es un enlace muy débil que facilita el deshojamiento o encamación de esas laminas (fig. 9), de ahí que la exofoliación sea perfecta a lo largo de
estos planos.
Fig. 9: Disposición de los átomos de carbono (C) en el grafito. En las láminas, los átomos de C se unen mediante enlaces covalentes, mientras que las laminas se unen mediante enlaces moleculares, La debilidad del enlace que une las laminas hace que se puedan separar fácilmente y que la exfoliación de este mineral sea perfecta.
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